El pasado sábado tuve la oportunidad de animar la cena del Restaurante marroquí – ábare Nafora. Os recomiendo este lugar encarecidamente por muchas razones: el personal es muy cercano, te explica todo lo que necesites sobre la carta y te recomienda según tu gusto; la comida, preparada por nativos, uf.. exquisita, eso no lo puedo explicar, hay que probarlo (seré muy pesada, pero si váis pedid la pastela de pollo); el lugar… sólo puedo suspirar, porque personalmente me encanta la estética, puedes sentarte en sillas o en sillones, comer en mesa «normal» o en la típica moruna más pequeña y bajita, y tiene una fuentecita en medio (véase foto) que le da un toque… está concienzudamente decorado; y el espectáculo de danza del vientre de cada sábado sobre las 22.30 h., es para que lo veáis!!! Claro que yo no puedo ser objetiva, porque simpatizo especialmente con el ambiente árabe que allí se respira. Un consejillo, si váis, reservad mesa para evitar problemas de sentaros separados. Y ante todo, gracias a los comensales de aquella noche porque cada uno de ellos me devolvía la sonrisa, estaban súper animados, gracias de verdad (por si me lee el chico nativo que saqué a improvisar conmigo: hola! no me acuerdo como te llamas, pero volveré a sacarte la próxima vez, jaja, así que ve practicando).
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